Sin duda alguna, los que están en la vanguardia del uso de las redes sociales son los nativos digitales. Los que nacieron a la par de las redes sociales. Los que no la ven como una herramienta para comunicar, como cualquier otro medio tradicional, sino como un lugar propio, donde interactúan en comunidad.
¿Qué puede aprender la política de ellos?
Los líderes populares suelen mostrarse como celebridades subidas en pedestales. Personas que tienen tanto para decir pero poco para escuchar. Piensan las redes como un medios de comunicación más, y la utilizan solo para informar y no para conversar. Modo reverencial on.
Dice la doctora en Ciencias Sociales Adriana Amado, que “en un sistema que compite por la atención, esta depende más de los nodos de la conversación que de la oferta de noticias”. Esto nos hace reflexionar que más que informar debemos generar las condiciones necesarias (disparadores) para poder entablar conversaciones con nuestras comunidades. Y que realmente se sientan escuchados y siendo parte de algo.
Es central entender que las redes son un punto de encuentro con el otro. Sin jerarquías. Sin nadie que esté por encima de los demás. Una propuesta de relación horizontal. Una charla de iguales. El objetivo debe ser conectar con el otro.
Y para poder conectar, interactuar y conversar es fundamental conocer cuál es la agenda de la comunidad digital. ¿Qué les preocupa? ¿Qué les quita el sueño? ¿La agenda de los millennials es la agenda mediática? ¿No estamos obsesionados con imponer una agenda que interesa a pocos?
Todo lo que hablamos debe ir acompañado de un conocimiento preciso de la lógica de cada red social. Porque cada una tiene sus reglas, sus códigos, sus formas. Y eso nos hace tener que pensar cada contenido, cada interacción, cada conversación en un formato específico para cada una de ellas.
¿Estás aportando contenido interesante en tus redes? ¿estás interactuando, conversando?
Nos vemos en la próxima.
